13 AÑOS DE PRISIÓN Y 100 MILLONES EN MULTA PARA LOS HERMANOS JULIÁ

Fueron condenados por la Justicia española a 13 años de prisión y al pago de una multa de 100 millones de euros cada uno por intentar ingresar a ese país casi una tonelada de cocaína en un jet privado el 2 de enero de 2011.

La sentencia, fue dictada por el juzgado de Instrucción 2 de El Prat de Llobregat, de la audiencia provincial de Barcelona, que además dispuso absolver al piloto argentino Matías Miret, quien había sido excarcelado el último 11 de diciembre tras pasar casi dos años preso en España junto a los Juliá.

Para el tribunal, los hermanos Juliá “conocían la carga de sustancia estupefaciente que llevaba el avión”, mientras no hay elementos suficiente para concluir que Miret conocía las circunstancias en las que se iba a producir el vuelo.

Además de la pena de prisión y la multa por cometer un delito grave contra la salud pública, la Justicia española dispuso para los hermanos Juliá una inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena.

La sentencia dictada contra los hermanos argentinos presos desde hace dos años en España es la misma que había solicitado el fiscal del caso el 5 de diciembre pasado, durante la segunda audiencia del proceso que se llevó a cabo en Barcelona.

En ese juicio, el abogado de los Julia, Carlos Broitman, había pedido que se declarara nulo el debate al considerar que fue "irregular" la inspección del jet tripulado por los tres argentinos, realizada en el aeropuerto El Prat de Barcelona.

Ese día, la Guardia Civil española inspeccionó el avión y descubrió 944,5 kilos de cocaína ocultos en el interior del tapizado de un sofá cama y en los huecos de un armario refaccionado de la aeronave, tras lo cual detuvo al piloto, copiloto y único tripulante: los hermanos Juliá y Miret.

No obstante, el fiscal cuestionó el pedido de la defensa y pidió que los hermanos Juliá, hijos del ex brigadier José Juliá, quien ocupó la jefatura de la Fuerza Aérea Argentina entre 1989 y 1993, y Miret, fueran condenados a 13 años de cárcel y al pago de una multa de 140 millones de euros.

Según el fiscal, la cocaína incautada resulto ser de "una pureza media del 83 por ciento" y "hubiera alcanzado en el mercado clandestino un valor 32.116.778 euros", por lo que acusó a los tres imputados de cometer "un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia de extrema gravedad por el uso de una aeronave como medio de transporte específico".

Una semana después de iniciado el juicio, la audiencia de Barcelona dispuso la excarcelación de Miret, hijo del ex secretario de Planeamiento durante la última dictadura argentina, José Miret, una decisión que anticipaba la absolución de hoy.

Al conocer su absolución, Miret dijo a la prensa que ahora va "por todo" y que si tuviera a los hermanos Juliá enfrente "los cagaría a trompadas".

A pesar de que el tribunal constató que el comportamiento y actuar de Miret fue dudoso y poco consistente –especialmente por haber aceptado el trabajo sin concretar nada-, tuvo en cuenta en su favor las declaraciones de los agentes que inspeccionaron el avión, quienes dijeron que siempre se mantuvo tranquilo, lo que contrastaba con el nerviosismo de los hermanos Juliá.

Los tres argentinos fueron detenidos en España el 2 de enero de 2011 cuando aterrizaron en el aeropuerto El Prat de Barcelona con un jet cargado de cocaína.

El avión había sido denunciado por la sección fiscal del aeropuerto de Málaga, lugar al que los condenados habían viajado en uno de los vuelos para probar la ruta de tráfico.

De acuerdo con la sentencia, los hermanos Juliá “acordaron en una fecha no determinada de 2010” introducir en España una “importante cantidad” de cocaína “transportándola desde Argentina por vía aérea desde el lugar de adquisición” –que no se especifica- para “compartir" un “extraordinario beneficio económico”.

Antes de cometer el delito y “para conocer directamente las rutas e instalaciones aeroportuarias disponibles, los hermanos Juliá realizaron dos viajes a España, ambos en la aeronave de alquiler N348 MC”, indica el fallo.

Según el tribunal, de acuerdo con el plan previsto, el 5 de noviembre de 2010 Gustavo Juliá firmó en Oklahoma, Estados Unidos, un contrato de leasing sobre la aeronave jet utilizada para cometer el delito –propiedad de la empresa “604 JET LLC”- marca Bombadir modelo Canadair Challenger 6002B16.

En el contrato Gustavo Juliá figura representante legal de la Delaware GG Inc, una empresa registrada en Estados Unidos.

El jet se encontraba en el aeropuerto Lauderdale de Florida, lugar al que se desplazaron a finales de noviembre Eduardo Juliá y Miret para luego trasladar el avión al aeropuerto Ezeiza.

Una vez en Argentina, “en fechas no determinadas de diciembre de 2010, los procesados modificaron, ellos mismos u otras personas a sus órdenes, la estructura y configuración interna de la aeronave”, añade la resolución judicial.

El dictamen detalla que los Juliá colocaron “un sofá de tres plazas en el lugar donde originariamente había dos butacas” e instalaron “un falso panel de «circuit-breakers» en el lugar de un armario para abrigos, con los que lograron crear huecos disimulados donde ocultaron el estupefaciente”.

Si bien durante el juicio los procesados alegaron desconocer la carga de droga oculta en el avión, los tres agentes que declararon indicaron que en el momento de la inspección Gustavo Juliá se hizo responsable de la sustancia delante de los otros, indicándoles donde encontrarla y cómo sustraerla.

Gustavo Juliá argumentó que el jet que aterrizó en la capital catalana había sido contratado por el empresario español Gerardo Fernández para un vuelo privado y que había sido él quien pidió las modificaciones en el avión.

No obstante, durante la investigación no se aportó documentación para acreditar la existencia de ese encargo.