ASSANGE LE PIDE A ESTADOS UNIDOS QUE NO PERSIGA A WIKILEAKS

Tras agradecer particularmente al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, por el apoyo brindado, el ciberactivista australiano le pidio a los periodistas que colaboren con el sitio.

El ciberactivista y periodista australiano Julian Assange señaló hoy que el gobierno de Estados Unidos debe "terminar la casa de brujas contra WikiLeaks", al hablar desde el balcón de la Embajada de Ecuador en Londres, donde se encuentra asilado.

El hacker agradeció al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, por el apoyo brindado y extendió sus saludos a todos los países latinoamericanos que salieron en su defensa.

El fundador de WikiLeaks también dejó un mensaje de esperanza a su familia: "Nos volveremos a reunir pronto", en lo que fue el momento más aplaudido por las casi 400 personas que fueron a darle su apoyo en la capital inglesa.

El 19 de junio de este año, Assange, cuya extradición es solicitada por Suecia en el marco de una causa por delitos sexuales, ingresó a la Embajada ecuatoriana en Londres donde solicitó asilo político a través de una carta a Correa en la que argumentó sus temores a ser extraditado a Estados Unidos.

El ciberactivista cobró fama mundial en el año 2010 al difundir desde su portal WikiLeaks miles de documentos confidenciales estadounidenses sobre las guerras en Afganistán e Irak, y poco después, un cuarto de millón de cables diplomáticos estadounidenses, lo cual indignó a Washington y desestabilizó la diplomacia norteamericana en todo el mundo.

La semana pasada, Quito aceptó darle asilo político bajo el argumento de que una extradición a Suecia derivaría en un traslado a Estados Unidos, donde podría recibir la pena de muerte por la difusión de documentos clasificados.

Pero el gobierno británico anunció que no dará un salvoconducto para que el periodista salga de la Embajada de Ecuador en Londres, donde está refugiado desde hace dos meses, porque tienen la "obligación" de extraditarlo por la acusación de delitos sexuales.

Assange terminó dando una improvisada conferencia en el balcón de un primer piso que da a la esquina de la manzana donde se encuentra la sede diplomática.

Estuvo a unos pocos centímetros de los más de treinta efectivos de la Policía Metropolitana de Londres, que, sin embargo, permanecieron inmóviles mientras el australiano brindó su discurso