Viernes, Abril 26, 2024
   
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LA UNdeC RECORDO EL DIA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACION Y LA SEQUIA

En 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. A partir de esa iniciativa se puso en acción la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.

El licenciado Pablo Montilla del Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas (IAMRA), dependiente de la Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC), recordó que el 17 de junio, se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.

En 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. A partir de esa iniciativa se puso en acción la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). De esta forma la mayor organización internacional, a la cual adhieren todos los países soberanos del mundo, reconocía el problema de la degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y secas – subhúmedas e incluso advertía que el escenario tendía a empeorar. Confirmando esto último, hace solo unos días el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaraba que en la actualidad: "Más de la mitad de las tierras agrícolas del mundo están afectadas por la degradación del suelo y que el deterioro de las tierras secas ha llevado a la desertificación de 3.600 millones de hectáreas de tierra". El tema en Argentina no es ajeno, nuestro país es dentro de América Latina el que cuenta con mayor proporción de superficie árida, semiárida y subhúmeda seca abarcando el 75% del territorio nacional, del cual un cuarto del mismo está afectado por procesos de degradación.

Según el Observatorio Nacional de la Degradación de Tierras la degradación de la tierra es la reducción de la capacidad de los ecosistemas terrestres para proveer bienes y servicios naturales y mantener sus funciones ecológicas a lo largo del tiempo. Ejemplo de ello podría ser el caso de la reducción de un bosque el cual tiene la capacidad, entre otras, de regular la temperatura (servicio) y de brindar además bienes como madera o frutos (algarroba).

En este contexto, memorar el día en nuestra región cobra vital importancia debido a que a fines del siglo XIX se generó un cambio brusco del paisaje que desencadenó de forma intensa procesos de desertificación.

Según un estudio reciente en el año 1850 había, en el Valle Antinaco – Los Colorados, una superficie aproximada de 233.492 hectáreas de bosque (Algarrobales). Relatos de la época colonial hablan de lo dificultoso que era poder visibilizar hacia el costado de la ruta por la densidad de árboles que había en el camino que une Patquía a Nonogasta. El motivo de que hoy no veamos ese paisaje fue, principalmente, el desmonte que en ese momento respondió a la gran demanda de madera de la industria minera de la época y al desarrollo del ferrocarril.

Ecosistemas como el nuestro de zonas áridas y semiáridas son muy sensibles a los disturbios ambientales (desmonte) como el que sufrió a fines del siglo diecinueve, impidiendo muchas veces la capacidad de recomponerse y en consecuencia acelerando los procesos de degradación y reduciendo el potencial productivo y la calidad de vida de los pobladores locales.

Desde el Instituto de Ambiente de Montaña y Regiones Áridas de la UNdeC, parte de las  investigaciones que hacemos son con el fin de poder conocer las consecuencias de los cambios y procesos que se dieron y se dan en el Valle, con el fin de generar información sensible para poder lograr así, una gestión territorial sostenible.

 

Chilecito L.R.

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